domingo, 14 de enero de 2007

Más que una leyenda: la Santa Compaña

La Santa Compaña

Después de este breve período vacacional, aqui estamos de nuevo. Las leyendas no dejaron de ser transmitidas a lo largo de los siglos por tierras gallegas, nosotros tampoco lo vamos a dejar de hacer. Por eso esta semana hemos elegido mostrar a nuestro lector quizá la leyenda con más tradición de todas las contadas por nuestros antepasados. Difícil es econtrar a un gallego que no conozca la historia y, la relevancia de la misma hizo que esta también llegase más allá de nuestras fronteras. Así, hoy en día todavía podemos encontrar testimonios en villas de muy diversos lugares del planeta que nos hablan de unos hechos, unos hechos que atemorizaron a toda la población,estos son "las procesiones de la Santa Compaña".

Cuentan las gentes que, aún a día de hoy, esos bosques gallegos tan frondosos y tan oscuros y lúgubres en las frías noches de invierno, no se encuentran tan solitarios como la imaginación nos hace pensar. Lo que en ellos habita es algo más que esos buhos, lechuzas y cuervos que, de vez en cuando, con sus débiles gargantas emiten un sonido que hace que nos estremezcamos. Estos bosques albergan algo más, algo que todos han visto pero nadie se ha atrevido a contar, La Santa Compaña.

Para comenzar vamos a explicar que es la Santa Compaña. La Santa Compaña o "Procesión de ánimas" es, como la segunda definición indica, una procesión de almas en pena, almas errantes. Una procesión que no tiene un destino concreto sino que su función es únicamente la de castigar a todo aquel que camine de noche por los estrechos corredores gallegos. Se dice que esta procesión esta integrada por 7 almas, son 7 entes espectrales que poseen una túnica blanca y portan una vela encedida en su mano derecha. La procesión tiene también una distribución concreta puesto que hay una persona (todavía viva), la conocida como "Estadela", que porta la vela más grande en una mano y una cruz en la otra. Esta es la que abre el grupo y, detrás de ella, 3 a cada lado, la siguen con velas más pequeñas. Todas ellas caminan con la cabeza gacha y con una mirada como perdida que parece como si buscase algo en el suelo. Sus pies van siempre descalzos . Sus cuerpos no son algo propiamente físico, son como un espectro, como una nube en la que se pueden diferenciar diversos rasgos pero que no todos son captables por los sentidos. El único modo que existe de sentir como se aproximan es mediante el olfato, su aproximación supone un olor muy fuerte a cera quemada. También un repentino desasosiego de los animales, que pueden captar mediante sus sentidos como se aproximan, nos puede indicar su aproximación. Su paso cercano también supone una ligera brisa.

El que la persona que abre la procesión tenga que pertenecer a la misma es una especie de penitencia que se le ha impuesto por diversos motivos, que citaremos a más adelante. En cuanto a esta persona, se dice que su función es la de ir abriendo el grupo, en ningún momento le está permitido mirar atrás ni abandonar la procesión. Sólo quedará liberado cuando encuentre a otra persona. Ésta, le sustituirá en su puesto y cumplirá las funciones del primero. Como esta persona en realidad no está muerta, al finalizar la noche regresa a su casa y en cuanto comienza a amanecer en su recuerdo ya no está presente ese caminar nocturno que ha realizado junto a la procesión, ya no se acuerda de nada y vuelve a llevar una vida normal. El único modo de reconocer a una persona penada con esta penitencia es su extrema delgadez y palidez. Conforme vayan pasando los días el cansancio irá en aumento y si ni una sola noche consigue encontrar a una persona que le sustituya terminará falleciendo y pasará así a formar parte de esa comitiva, pero ahora como un alma errante que no supo vivir en armonía y felicidad los últimos días de su vida, al igual del resto de almas que integran la procesión.

Los motivos de que un vivo pase a formar parte de la Santa Compaña parecen estar infudidos en algunas razones, estas pueden ser:

  • Para reclamar el alma de alguien que morirá pronto.
  • Para anunciar la muerte de un conocido del que presencia la procesión.
  • Para reprocharle a un vivo faltas o errores cometidos.
  • Para cumplir alguna pena impuesta por una autoridad del más allá.
A pesar del miedo que durante muchos años se le tuvo a la Santa Compaña, era inevitable que muchas personas tuviesen que caminar de noche por diversos motivos, bien por trabajo, porque tenían que ir a trabajar a un pueblo lejano y, como por aquel tiempo no había coches, era inevitable que en el regreso a casa se hiciese de noche, o bien porque las fiestas de un pueblo próximo obligaban a tener que regresar cuando ya era de noche cerrada. Por ello muchos buscaron un modo mediante el cuál pudiesen librarse de ser penados si se encontraban con la comitiva errante. Se dice que fue un párroco de una pequeña aldea quién aconsejó un método, este hombre al parecer estaba muy implicado en el mundo de lo esotérico y creía conocer el remedio, este consistía en que, nada más se sintiese llegar a la comitiva era indispensable hacer un círculo en el suelo con hojas de eucalipto, situarse en el interior del círculo de rodillas y ponerse a rezar el Padre Nuestro sin escuchar la voz de las ánimas. El método funcionaba y al poco tiempo las villas próximas tuvieron conocimiento de él. También se encontraron otras soluciones como pueden ser: apartarse de su camino, no mirarles y hacer como si no se les viese, de forma que se sientan igoradas; o tirarse en el suelo boca abajo lo más lejos posible del camino a seguir por la procesión esperando que esta no le pase por encima, ya que esto supondría entrar a sustituír al ser vivo que encabeza la comitiva. También es típico en Galicia encontarnos con los famosos "cruceiros" que son cruces de piedra que se encuentran en los cruces de caminos. Se dice que estos se colocaban en esos puntos para que las gentes de las aldeas en su amino hacia otros pueblos pudiesen rezar y pedir protección al Señor para que les ayudase en lo que les quedaba de camino. También muchos los utilizaban para pedir protección frente a la Santa Compaña.

En cuanto a la credibilidad o no de esta historia pues bueno, poco se puede decir, hay gente que cree en la Santa Compaña por completo y gente que sólo se la toma como una historia. El hecho es que esta leyenda no sólo es contada en Galicia, sino que en el resto de España también existe pero con diferentes nombres, por ejemplo: la Güestia, el Hoste, la Santa Compañía o la Güespeda. También contamos con testimonios (que la próxima semana colgaremos en este blog) que en primera persona nos relatan su cruce con la Santa Compaña. También el conocido grupo Mägo de Oz en su canción "la Santa Compaña" habla de ella y nos relata perfectamente el modo de acutar de esta procesión de almas. La próxima semana colgaremos también la letra en este blog para que podais comprobar el modo en el que Mägo de Oz nos cuenta esta historia.


A continuación os mostramos un poema celta gallego que también habla de esta leyenda.

Por veces recuerdo caminos perdidos
que sólo transitan personas heridas,
como almas en pena sin destino cierto,
largas procesiones que buscan la vida.
Marchan por la senda del silencio grave,
con la vista fija, sin decir palabra.
La gente del pueblo sabe de quien hablo,
sólo que la miran sin querer nombrarla.
Deambulan veredas de bosques cerrados
siempre acompañados de luna en menguante
y cruzan los surcos de trigales bajos,
viéndose a lo lejos como agonizantes.
Dicen que en las noches de niebla temprana
alumbran su paso con candiles tenues.
No se ven estrellas, los perros no ladran,
como por respeto a la santa compaña

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