domingo, 3 de diciembre de 2006

Leyenda de "A Cova do Rei Cintolo"

La cueva del Rey Cintolo... un amor platónico

Esta semana nuestro viaje cultural por Galicia nos lleva a tierras del norte de la provincia de Lugo. Más en concreto al municipio de Mondoñedo, municipio ligeramente conocido puesto que allí se encuentra la diócesis en la que el Cardenal Rouco Varela ejerció sus estudios de Teología.
Esta pequeña localidad a medio camino entre la ciudad de Lugo y la conocida como Mariña Lucense, o costa de Lugo, en la que se encuentran playas como la de Las Catedrales, tiene en su historia múltiples leyendas relacionadas con personajes históricos, como puede ser la leyenda del Mariscal Pardo de Cela, un noble mindoniense (gentilicio de Mondoñedo) que, debido a su desobediencia manifiesta a los reyes de Castilla, fue ahorcado en la plaza principal de la Villa.

Datos de la Villa:
  • Situación geográfica: Argomoso, Mondoñedo, Lugo
  • Censo: 4.904 habitantes
  • Distancia de la capital (Lugo): 70 km
La leyenda dice que su mujer para evitar este homicidio hizo un viaje a Madrid y allí acudió a la reina de Castilla para que le diese el indulto para su amado, lo obtuvo, pero en el viaje de vuelta, en un puente muy próximo a la Villa, cononcido como "A ponte do pasatempo" (el puente del pasatiempo) dos caballeros del Rey, conocedores del indulto que la mujer traía entre sus manos, la entretuvieron hasta que el ahorcamiento del mariscal fue llevado a cabo. De este modo la enamorada nada pudo hacer para salvar a su marido. Dicen algunas gentes del lugar que este ahorcamiento no sólo supuso la muerte del mariscal, sino que, fue también una condena de muerte para su enamorada que no pudo soportar el fallecimiento de este y decidió acabar con su vida lanzándose desde una de las torres del pazo (casa señorial gallega, más en concreto la que aparece en la foto) que juntos habitaban.

Esta es una de las leyendas más concoidas de este pequeño municipio pero de la que hoy vamos a hablar nada tiene que ver con la anterior. Es la conocida como la leyenda de "A cova do Rei Cintolo". Esta cueva situada a escasos kilómetros de la Villa, cuenta con una de las leyendas más hermosas de la comarca. La leyenda dice lo siguiente:

Cuenta la leyenda que mucho tiempo antes de que se fundara la actual villa de Mondoñedo había en una zona conocida como Bría, y próxima a donde actualmente se sitúa este pueblo, un castillo de enorme grandeza en el cuál habitaba uno de los reyes con mayores posesiones de toda la comarca. Este castillo era la morada del Rey Cintolo.

El monarca contaba con una única descendiente, muy hermosa ella y querida por todos los súbditos de su padre no sólo por su belleza sino también por su bondad. Su nombre era Manfada. Además de estas dos virtudes de la jóven había un factor determinante también para los hombres que la pretendían, la riqueza de su padre. Debido a esto no eran pocos aquellos caballeros que soñaban con optar a un emparejamiento con la princesa. Sin embargo el defecto que tanto el Rey cómo la princesa le encontraban a estos era precisamente ese, su condición de caballleros. Eran hombres que habían ascendido en su clase social debido a diversas traiciones, asesinatos y crueles enfrentamientos en multiples batallas. Por eso el Rey no tenía demasiada prisa en que la princesa se uniese en matrimonio.

Un día llego a Bría un jóven conde llamado Hollvrudet, este no traía mucho sequito, como acostumbraban hacer otros pretendientes de la princesa, pero rápidamente se hizo querer por su simpatía y cordialidad. La jóven princesa sintió una gran atracción hacia él, era un jóven apuesto y por primera vez no estaba caracterizado por su rudeza y sus sangrientos asesinatos. El Rey también veía con buenos ojos la relación y hasta consideraba como posible la idea de una boda entre el jóven y su hija. Era la primera ocasión en la que nadie del lugar se mostraba titubeante ante una posible boda. Pero estos no eran los comienzos de un cuento de hadas. A los pocos días llego a Bría un numeroso séquito de hombres a caballo con gran número de armas entre sus posesiones y diversas trompetas para anunciar su llegada. Se trataba del Rey Tuba de Oretón, este y sus caballeros acamparon en el lugar como si se tratara de la ocupación de una plaza por un ejercito de guerreros. Desde los exteriores del castillo envió diversas cartas al Rey comunicándole los motivos de su visita. Éste quería dialogar con el Rey acerca de su boda con la princesa y le comunicaba a su vez que de no ser recibido de forma inmediata tomaría por la fuerza el castillo y se llevaría a la princesa.

Ante la amenaza todas las gentes del castillo, incluído el Rey, se mostraron atemorizados. Ninguno sabía bien que hacer y fue la iniciativa del conde la que les dió una solución. Este se ofrecia a combatir con el Rey de Oretón. Su amor por la princesa Mafada era cada vez más grande y debido a su destreza en el manejo de las armas supo que sus capacidades ante el enemigo le harían vencer. De este modo envió al Rey Tuba de Oretón una carta en la que le retaba a un combate cuerpo a cuerpo entre ambos.

Tuba, Rey de Oretón, no era precisamente un jóven apuesto, era más bien gordo y con poca habilidad en el manejo de las armas, lo cuál lo situaba en inferioridad de condiciones ante la batalla, pero poseía un don. Era lo que en Galicia se conoce como "vedoeiro" o brujo, por lo que sus armas de guerra en este combate con el conde no serían una espada, o un garrote, sería un conjuro. Así, se reunió con otros brujos que le acompañaban y juntos tramaron un encanto con el que poder vencer a la fuerza física del conde.

A los pocos segundos de que comenzara el ritual un gran estruendo, causado por un enorme trueno, hizo temblar toda la tierra de Bría. El castillo se vino abajo y las gentes salieron despavoridas de él, quedando muchos de sus ocupantes sepultados entre los restos. El conde Hollvrudet salió ileso y consiguió llegar hasta el Rey Tuba al que atraviesa con una espada. De regreso al castillo observa con terror que este había sido tragado por un enorme agujero que se habría bajo él. Se introdujo en él pero sólo vio algunas extrañas columnas, corrientes de agua, serpientes, lechuzas... pero de las gentes del castillo no había ni rastro. El castillo, con su amada dentro de él, había desaparecido dentro de esa enorme cueva y desde entonces nada se supo de su paradero.

Cuentan las gentes del lugar que dentro de la cueva está la princesa, pero esta no puede escapar porque uno de esos brujos que acompañaban al Rey Tuba la tiene prisionera y la deja salir todas las noches a las doce, pero sólo durante unos minutos, momento que ella aprovecha para buscar a su amado por los alrededores. Por lo que se dice que si uno pasa en la medianoche por el lugar podrá verla, pero a la entrada de la cueva está el brujo vigilándola y si ve a otra persona la captura y la hace prisisonera dentro de la cueva.


Enlaces de interés:
Espero que la leyenda de esta semana haya sido de vuestro agrado y aquí estaré de nuevo la semana que viene con otro nuevo relato legendario de tierras gallegas.

No hay comentarios: